Hoy ha entrado al autobús;
no he visto su expresión.
Me vuelvo a casa,
¡qué extraña sensación!
Mezcla de vacío y relajación.
Aquí todo es calma… silencio…
De cuando en cuando miro hacia atrás
por si viene a abrazarme.
Sólo veo ausencia,
pero estoy tranquilo.
Las teclas del piano danzan lentamente
como lágrimas flotando en sus arpegios.
¡Qué sentires reflejan sus melodías!,
hilvanando nostalgias y recuerdos.
Poco a poco, mi mente, se va desvaneciendo,
dejando que el corazón desvele este misterio.
Y esperar… esperar… hasta que llegue la tarde
y todo vuelva a ser como era antes.
Txema Lorente
18 de junio de 2018