Inconexo, farragoso,
no le sirve para hablar,
es tan solo un trabalenguas,
nada consigue aclarar.
Incluso nada comprende
cuando hablamos los demás.
Ya no hay arriba ni abajo,
si vienes o si vas,
tampoco izquierda y derecha,
ni delante ni detrás.
Nunca sabe dónde está,
no expresa dónde le duele,
¡qué difícil mitigar
el dolor que le conmueve!
Sólo a través de sus gestos,
a veces puedo intuir,
qué siente… cuál su deseo…
y ayudarle a ser feliz.
Txema Lorente
Junio de 2018